-
Arquitectos: Alba Balmaseda
- Área: 380 m²
- Año: 2020
-
Fotografías:Ibai Rigby
-
Proveedores: Cortizo, Enetres, Granitos Lalín, Grupo Lesaca
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Mejicana busca las oportunidades en las limitaciones y en los límites. Una rehabilitación que respeta intensamente lo existente y reduce al mínimo las transformaciones. Un enfoque que desea dar una nueva vida a elementos olvidados reinventando espacios interiores y exteriores. Entendiendo la arquitectura como un proceso en el tiempo, un conjunto de aproximaciones y una creación colectiva. La normativa extremadamente estricta, que permitía solo la reparación, la modernización, la consolidación estructural y la mejora energética de la vivienda existente, quedando expresamente prohibido aumentar el volumen construido, ha condicionado profundamente el proyecto desarrollado y ha abierto caminos inexplorados. La transformación del edificio existente se proyecta desde un entendimiento profundo de lo que nos viene heredado de la estructura existente y sus creadores, los condicionantes de una normativa estricta, las necesidades de los nuevos pobladores y lo que nos regala el lugar.
La vivienda se encuentra en un solar privilegiado frente a la ría de Aldán. Entre el edificio y el mar hay un jardín extenso, con grandes árboles. Un tesoro recibido de los primeros habitantes, una gallega y un alemán emigrados en Méjico en el momento que se construyó la casa. El volumen de la casa presentaba unos límites y una estructura muy rígidos, con escasas oportunidades para favorecer la porosidad y el intercambio entre los ambientes interiores y exteriores. Era necesario perforar, romper, intercambiar, inspirar y expirar. La estrategia fue estudiar los puntos críticos del edificio existente e intervenir en ellos respetando los requisitos de partida. Los puntos que exigían una mayor transformación espacial eran el acceso a la vivienda, el estado de deterioro de la cubierta, la reorganización de los espacios interiores y la necesidad de una escalera interna. Es así como la fachada originalmente trasera se convierte en el elemento regenerador del programa ofreciendo un gran potencial en el momento en que deja de concebirse como un plano y comienza a configurar un volumen dinámico en donde se entrelazan las distintas actuaciones. Los espacios interiores se distribuyen en torno a una espina programática que alberga los elementos fijos. Así se establece una jerarquía entre los elementos permanentes y cambiantes, entendiendo que los habitantes pueden tener distintas necesidades en un futuro.
La estructura existente necesitaba una consolidación inmediata. Presentaba cimentaciones cedidas, pilares desprendidos, corrosión en estructuras metálicas y una cubierta de amianto que presentaba fisuras. Los refuerzos se han realizado con elementos metálicos porque nos permitían adaptarnos con facilidad a las necesidades del programa y a los diferentes sistemas estructurales que configuraban la vivienda: hormigón, fábrica, madera y metal. La consolidación estructural ha sido una parte muy importante de la intervención y muy compleja técnicamente a pesar de la simplicidad aparente de la estructura existente. La mejora energética ha sido un aspecto importante en esta intervención. Se ha añadido aislamiento en el exterior de la envolvente, se ha dispuesto un sistema de calefacción por suelo radiante y ventilo convectores y todas las carpinterías exteriores han sido sustituidas para una mayor eficiencia. Además, se han re sistematizado los pozos existentes con el fin de aprovechar el agua de lluvia y escorrentías para el riego del jardín. Se han elegido materiales especiales en las intervenciones que han requerido un mayor grado de transformación, dejando el resto lo más parecido al edificio existente. Encontramos materiales naturales y de gran tradición como la piedra de la zona o el roble, mezclados con tendencias más contemporáneos como la chapa ondulada y las resinas.